Un coso para llorar

04/04/2020

Es evidente que no puede con su afán de protagonismo. Su incontinencia verbal no conoce límites y como su imagen en el Uruguay entró en un proceso de franca decadencia, se dedica ahora a predicar frente a medios de comunicación extranjeros. Me refiero al senador José Mujica.

¿Qué otro político en Uruguay reúne las condiciones de animador de boliche de barrio, vendedor de humo, mentiroso contumaz y es una mezcla de Chirolita y viejo Vizcacha?

Supuestamente aislado en su casa, y -según dice- respetando la cuarentena, concedió una entrevista vía Skype al portal argentino de noticias Filo News. Las declaraciones y reflexiones muestran su total ausencia de autocrítica y hubieran comprometido la imagen de Uruguay a nivel internacional, si no hubiese habido en nuestro país un cambio de gobierno.

“Los líderes mundiales son una consecuencia de lo que estamos viviendo”, afirmó y agregó: “No te hablo de izquierda ni de derecha, sino que hay una tendencia a ser una manga de chantas, la única que mira un poco más allá es la Merkel”.

Recordemos cuál es la definición de chanta. Proviene del italiano (ciancia) que significa burla, mentira. Y se refiere a una persona de poca credibilidad, que dice mentiras y habla mucho.

A esta altura, nada de lo que diga Mujica nos debería sorprender. Es cierto, pero a mí me sigue indignando. Este señor, el rey de los chantas, se atreve a juzgar y descalificar públicamente a los jefes de Estado o de Gobierno del resto del mundo. De sus palabras se desprende que Macron y Boris Johnson son chantas. Eso sí que es ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

No conforme, Mujica siguió hablando para la barra: “La democracia queda como el orto porque cuando la democracia elige un coso de esos, estamos fritos. Más valdría que jugáramos por sorteo, capaz que embocamos alguno mejor”, dijo en alusión a Donald Trump y Jair Bolsonaro. Y hubo más apreciaciones del exjefe de Estado uruguayo y sobre el presidente estadounidense sentenció: “es para llorar”.

Mujica, para llorar fue su gobierno y su legado. Para llorar es usted y su barra. Para llorar es el manejo discrecional que hizo usted del poder. Para llorar fue su Puerto de Aguas Profundas, el vaciamiento de Ancap, el desastre de Aratirí, el destrozo de la Educación, las leyes inconstitucionales que su gobierno sancionó y usted promulgó (un récord en la historia del Uruguay). Para llorar fue el despilfarro que hizo usted de las finanzas públicas. Para llorar fueron los 50 mil puestos públicos que creó en su gestión. Para llorar fue que el Pato Celeste tuviera un despacho en la Casa de Gobierno y manejara los negocios con Venezuela. Para llorar y patético fue que el pasado 1° de marzo usted se negara a asistir a la entrega del mando en la Plaza Independencia.

Afortunadamente usted forma parte del pasado. La democracia uruguaya es muy sólida y quedó desconcertada luego que usted llegara a ser electo como presidente. Afortunadamente el sistema todo, (incluyo aquí a los sectores democráticos del FA), resistió a sus embates.

Sería bueno que todos los uruguayos reflexionáramos y nos preguntáramos cómo un coso como usted pudo llegar a ser el presidente de todos los orientales.